miércoles, 31 de agosto de 2016

EL INTERVENCIONISMO DEL ESTADO

Por: José Antonio Olivares

El presente ensayo tiene como objetivo analizar la intervención del estado, desde el punto de vista económico, considerando a Kaiser A. en su libro titulado: La miseria del intervencionismo, y el análisis de otros autores como von Mises, Hayek, y otros, reflexionando en los aspectos positivos y/o negativos de la intervención de los Estados en la Economía. Al final se tocará el caso específico de Venezuela y la intervención del Estado en la mayoría de los ámbitos que hacen vida en ese país.

En muchos de los países de América Latina, la intervención del Estado en temas no sólo económicos, sino políticos-sociales, son temas reflejados en los medios de comunicación diariamente. Y es que una vez, los políticos obtienen el poder por vías “democráticas” y/o dictatoriales y asumen el poder del Estado, la toma de decisiones que impactan colectivamente a la sociedad no se hace esperar, sobre todo en materia económica. Porque no sólo es gobernar y tomar decisiones en materia fiscal y monetaria, o gerenciar bienes públicos de manera eficiente, la intervención del Estado a veces sobre pasa esas fronteras.

Después de la Gran Depresión del año 29 en el siglo XX, la intervención del Estado fue mínima, no se estabilizo el mercado, no se inyectaron capitales importantes para rescatar  los bancos ni a las empresas.  Es importante recordar, que el crash financiero surgió luego que después de la I Guerra Mundial, la burbuja bursátil creció, los inversionistas sobre estimaron las ganancias de las empresas, el precio de las acciones y la economía real venia recuperándose a un ritmo más lento. Muchos pensaron que era el fin del capitalismo después de esta crisis del 29, porque la crisis se vio reflejada en desempleo y hambre para la población estadounidense.

Al respecto Kaiser (2009), señala:
Si bien la mayoría de los economistas modernos hizo propia la idea de la inestabilidad inherente al capitalismo, a diferencia de la visión marxista, para este grupo el capitalismo no tiene por destino un colapso definitivo. La solución al problema de los ciclos, sostienen, pasaría por la intervención estatal. Es el Estado el llamado a asegurar la supervivencia del sistema de libre mercado diseñando mecanismos para restarle volatilidad y reaccionando «contracíclicamente» para atenuar los efectos de los períodos recesivos.

De lo anterior se rescata entonces, la intervención del Estado se justificaría cuando dentro del ciclo económico se esté presente en la etapa de recesión o depresión, para estimular la economía con políticas monetarias y fiscales, considerando el monopolio de impresión del papel moneda que está en manos del Estado.

Ahora bien, la intervención del Estado en la Economía no es sólo desde el punto de vista de su política monetaria o control del Banco Central, existen otras seudo – formalidades, por ejemplo: la planificación central de los medios de producción, el no respeto a la propiedad privada, el control de los medios de comunicación a través de regulaciones y permisologías relacionadas al contenido. Aunque lo anterior se lee entre líneas lo que se conoce como Socialismo.

De acuerdo a las premisas Marxistas, el Socialismo y el Comunismo, establecía en eliminar la propiedad privada y planificar centralizadamente la producción, lo que traería como consecuencia una mejoría intensa del modo de vida tanto físico como espiritual de las personas hasta alcanzar una sociedad justa, equitativa y feliz.

Mises (1932), en su obra Socialismo, logro que se perdiera toda credibilidad o bondad, demostrando la imposibilidad del cálculo económico en sociedades complejas, el valor de los precios como un sistema de información y del mercado como el lugar de intercambio de bienes y servicios, estimando el fracaso del experimento soviético naciente en esa época.

Asimismo, Hayek, (1943), en su obra Socialismo camino a la servidumbre, resalta que la planificación central es el resultado de la fuerza que ejercen los caudillos, rodeándose de un grupo de individuos dispuestos a someterse a disciplinas que luego impondrán la comunidad. Resaltando la siguiente interrogante: ¿Cómo la planificación central puede llegar a conocer en realidad las necesidades que tiene una comunidad en particular?

Aquí se puede observar una diferencia notoria entre Mises y Hayek, el primero centra sus argumentos en contra del Socialismo basado en el respeto a la propiedad privada y en el caculo económico como las premisas para el progreso colectivo e individual en la sociedad; mientras que el segundo, argumentaba que el Socialismo es inviable, porque la planificación central no respondía a dar soluciones económicas a las necesidades colectivas e individuales, las cuales están directamente relacionadas al conocimiento personal.

Lo que se puede resaltar de estos dos economistas Austriacos, es que en definitiva la intervención del Estado a largo plazo es perjudicial para sus ciudadanos, considerando que lejos de alcanzar soluciones eficientes y efectivas, se obtendrán resultados no esperados, fuera de los presupuestos iniciales e ineficientes.

Caso: Venezuela

Venezuela no escapo de estas pruebas de ensayo y error, después de la mitad del siglo XX, el país pasó por procesos de cambio en su sistema político, pasando de dictaduras inestables a una democracia caracterizada por: planificación centralizada de los procesos de producción, nacionalizaciones de sectores estratégicos como petróleo y energía, telefonía, servicios básicos, servicios hotelería y turismo, y el aparato productivo privado protegido por políticas arancelarias que desmotivaban la competencia, es decir, Socialismo y Mercantilismo juntos, aunque no de manera oficial, pero si se observa el modelo económico de los últimos 50 años, se puede decir que en definitiva la intervención del Estado ha estado presente de manera importante y significativa.

El Estado creció exponencialmente y de manera desordenada, con la creación de entes gubernamentales, servicios hospitalarios, universidades, empresas estadales, entre otros; que se convirtieron en monstruos de gastos, que eran difícil de controlar. Se utilizaban artificios tales como “Capitalismo de Estado”, para argumentar que el Estado Venezolano debía de velar por los ciudadanos y la protección de su soberanía, por ello debía de garantizar Educación y Salud gratuita, garantes de la seguridad social, ser el dueño de la renta petrolera y por ende la distribución de la misma, que se hacía a su conveniencia, inclusive plasmando todo lo anterior en el marco constitucional.

Así transcurrieron 40 años (1960 – 1999), con fluctuaciones de ingresos fiscales que dependían de la renta petrolera, con adopción de políticas macroeconómicas erradas en los monetario y fiscal que se desbordó en el rompimiento del pacto social del país, llegando a niveles de irrespeto a la propiedad privada y pérdida de valores fundamentales como el derecho a la vida (Caracazo 1989, Golpes de Estado Militares 1992), y adicionando un ingrediente más, niveles de corrupción significativos.

El Estado creció tanto, que el objetivo de la mayoría de los ciudadanos era, profesionalizarse para encontrar trabajo en las instituciones públicas para poder desarrollar carrera profesional por 30 años, y obtener al final la pensión y jubilación que le permitiría retirarse; dejando a un lado el potencial desarrollo de actitudes y aptitudes innovadoras, creativas, que permitiesen el impulso de emprendimientos particulares, para fomentar así un sector privado sólido, estable y sostenible.

Si bien, a finales del siglo XX, hubo intensiones de aperturas de mercado, liberaciones de algunos sectores, privatizaciones, indicios de respeto a la institucionalidad, esto no fue suficiente. Cabe resaltar, que el respeto a la propiedad privada bien habida sí estuvo presente en los primeros 40 años de democracia en el país.

Para los siguientes 15 años (2000 – 2015), el sistema político – económico empeoró o dicho de otra manera se ha profundizado. Los sectores que se habían logrado privatizar, tales como: telefonía, energía eléctrica, hotelería, líneas áreas, industrias básicas, banca, se volvieron a nacionalizar. El Socialismo se hizo público y notorio como forma de gobierno, han reinado las expropiaciones de tierras, cierre de medios de comunicación, control de los medios de producción, más intervencionismo, más centralismo, militarismo, controles de precios, control de cambio.

Para Rangel (1983), en su discurso ante la Asociación venezolana de Ejecutivos, menciono el caso venezolano titulándolo como: El Socialismo y el Petróleo. “Un ejemplo del buen matrimonio que han hecho la tradición de desprecio del gobierno por los particulares, que no son para él ciudadanos sino vasallos, y el ánimo socialista despectivo y desconfiado de las motivaciones que hacen funcionar la libre empresa dentro de la economía de mercado, es la forma asombrosa como persiste y se ha agravado en nuestra sociedad la falta de estima y hasta el franco desprecio por el protagonista de la economía libre: el empresario, y por el resorte de la creación de riqueza —el beneficio (mientras que no sólo no hay sanción, sino ni siquiera reprobación social significativa contra los peculadores, ni paradójicamente parece chocar la riqueza en sí misma, con tal que no sea el resultado de actividades productivas)”.

Y continua Rangel, “…el beneficio de los productores aparece como un escándalo y se habla constantemente de beneficios excesivos, sin jamás tener en cuenta que también hay pérdidas, ni comprender que unos y otras, beneficios y pérdidas, son la brújula de la economía de mercado”.
Al final del camino, en Venezuela sólo ha existido la miseria del intervencionismo del Estado con una especie de Socialismo real, que ha disminuido a la acción humana, a sus más bajos niveles de creatividad y capacidad restauradora para salir delante de la crisis. Hoy más que nunca se comprende la frase “La maldición del oro negro, el Petróleo”, que tanto daño ha hecho a ese país como sociedad.
En definitiva, los retos que están por venir en la búsqueda del cambio para el encarrilar al país hacia el camino de la prosperidad son altos. Allí precisamente esta lo interesante del tema, está todo por hacer y poder sacar al país adelante.

Conclusiones

La intervención de los estados es la responsable de generar el ciclo de negocios y sus devastadoras consecuencias, una afirmación que Kaiser defiende a capa y espada, y sobre todo con especial énfasis después de la crisis financiera mundial del año 2008, defendiendo al Capitalismo.

Los Bancos Centrales son los causantes de los boom financieros con sus políticas de control e intervención en el manejo de la tasas de interés, así como en el monopolio de impresión de billetes en la economía, traduciendo en crisis financieras, que vienen acompañadas al ciclo económico.

Los Estados aún en regiones como América Latina, persisten en que su intervención en la economía es vital o fundamental para poder llegar con acciones benéficas a las masas populares, a los más desposeídos, sin entender que la fomentación del sector privado es la salida en buena parte de los problemas económicos.

Finalmente, la intervención del Estado a largo plazo es perjudicial para sus ciudadanos, considerando que lejos de alcanzar soluciones eficientes y efectivas, se obtendrán resultados no esperados, fuera de los presupuestos iniciales e ineficientes.

Referencias Bibliográficas
Hayek, F. (1943). El Camino a la Servidumbre. Editorial RKP.
Kaiser, A. (2013). La miseria del intervencionismo (1929 – 2008). Unión Editorial
Ludwing von Mises (1932). Socialismo, Análisis Económico y Sociológico. Tercera Edición Castellana.
Rangel, C. (1983). La crisis económica en Venezuela. Asociación venezolana de Ejecutivos. www.elcato.org

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